lunes, 18 de julio de 2022

CIÁTICA


¿Qué es la ciática?

El nervio ciático, el más largo y con mayor diámetro del organismo, comienza en la región lumbar y desciende por la parte posterior de las piernas. Controla tanto los músculos de la parte de atrás de la rodilla como los de la región inferior de la pierna, y aporta sensibilidad a la parte posterior del muslo, al área inferior de la pierna y a la planta del pie.

Se denomina ciática al dolor que irradia desde la región lumbar (la región de la espalda situada entre las últimas costillas y la zona glútea) hasta el talón o el pie, y va descendiendo por la parte posterior o lateral del muslo. Ese dolor suele estar provocado por una lesión de las raíces nerviosas que salen de la columna lumbar y extienden a los miembros inferiores, por medio del nervio ciático, la sensibilidad o las órdenes para contraer los músculos.

El dolor asociado con este nervio generalmente se origina en la parte superior y a lo largo de la médula espinal, cuando las raíces nerviosas se comprimen o dañan a causa del estrechamiento de la columna vertebral o por el desplazamiento de un disco.

¿A quién afecta?

La ciática está asociada a la lumbalgia, una patología muy frecuente entre la población y que causa muchas molestias y dolores a los afectados.  De hecho, aproximadamente, el 80% de la población va a sufrir este tipo de dolor en algún momento de su vida, siendo la inmensa mayoría de las veces de causa benigna.

Las personas embarazadas, con sobrepeso o aquellas que trabajan habitualmente cargando pesos son las más propensas a sufrir estas molestias.

¿Qué causa la ciática?

En ocasiones, no existe una causa clara para la ciática, pero este problema también puede originarse a raíz de:

 La ruptura o desgaste de los discos intervertebrales, una especie de almohadillas cartilaginosas que separan las vértebras de la columna.

 Hernia discal. La parte gelatinosa central -llamada núcleo pulposo- del disco intervertebral se desplaza y sobresale, y acaba comprimiendo el nervio ciático, que pasa a su lado.

 Estenosis medular o raquídea. El estrechamiento del canal medular presiona sobre el nervio.

 Lesión o fractura pélvica.

 Síndrome piriforme. Se trata de un dolor que compromete el músculo en los glúteos.

 Algunos tipos de tumores.

¿Cuáles son sus síntomas?

La ciática se caracteriza por:

 Dolor en la región  posterior del muslo y de la pierna o dolor que irradia a los glúteos, piernas y pies. Puede tratarse de un dolor agudo, un dolor sordo o una sensación de ardor.

 En ocasiones, sensación de hormigueo y entumecimiento.

 También, a veces, puede sentirse debilidad muscular en la pierna dañada.

 En ocasiones, dificultad para andar o moverse.

¿Cómo se diagnostica la ciática?

En primer lugar, se lleva a cabo una exploración física del paciente que, junto a un estudio de la sintomatología, suele ser suficiente para realizar un diagnóstico. Si el dolor es intenso o duradero, pueden llevarse a cabo diferentes pruebas como análisis de sangre, radiografías de la columna vertebral, resonancias magnéticas o escáner.

Además, en ocasiones, pueden ser también necesarias pruebas como la mielografía, que permite ver el tamaño y localización de una hernia discal, o la electromiografía, que registra la actividad eléctrica de los músculos y permite detectar el nivel exacto de afectación de las raíces nerviosas en la columna vertebral.

¿Cómo se trata?

En algunos casos, la recuperación se produce por sí sola, aunque el dolor y la inflamación pueden aliviarse farmacológicamente -mediante la toma de antiinflamatorios como el ibuprofeno u otros similares, o de analgésicos- o aplicando calor o hielo en la zona afectada (hielo durante los primeros dos o tres días y, posteriormente, calor).

También se recomienda reducir la actividad durante los primeros días, que luego ha de retomarse paulatinamente. De igual modo, durante el mes y medio posterior, debe evitarse levantar objetos pesados. Y, después de dos o tres semanas, se debe comenzar a realizar actividad física, incluidos ejercicios para fortalecer el abdomen. En algunas ocasiones, puede ser necesaria fisioterapia.

Aunque la mayoría de los pacientes mejoran con las anteriores medidas, si el dolor persiste, se considera la necesidad de infiltraciones –inyecciones de corticoides- y, en casos como el de la hernia discal o la espondilolistesis, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

Diez consejos para prevenir la ciática

Adoptar una serie de hábitos sanos, muchos de ellos relacionados con la higiene postural, puede ayudar a prevenir la lumbociática, y también a reducir el dolor, cuando este se presenta:

1. Cuida tu postura.

Si tienes que estar de pie, distribuye tu peso de manera uniforme y, si es posible, apoya uno de tus pies sobre un escalón u objeto elevado. Cuando te sientes, hazlo con la espalda recta y bien apoyada sobre el respaldo y mantén los pies en el suelo, sobre un reposapiés, si es posible.

2. También mientras duermes.

Duerme en un colchón duro con una tabla debajo y hazlo de lado, con una almohada entre las piernas para reducir la presión en la espalda, o boca arriba, con una toalla enrollada bajo la nuca y almohadas bajo las rodillas. Cuando te levantes, hazlo lentamente, sentándote  en primer lugar para luego alzarte con cuidado.

3. Piensa en tu espalda cuando camines.

Anda con la espalda erguida y la cabeza elevada, echando los hombros hacia atrás. Recuerda, además, que debes evitar los zapatos con tacón alto o demasiado planos para evitar la tensión en la espalda.

4. Realiza las labores domésticas con atención.

Acuérdate también de mantener una postura adecuada mientras llevas a cabo actividades cotidianas. Por ejemplo, arrodíllate cuando hagas la cama, reparte el peso entre ambos brazos cuando vuelvas de la compra o plancha posando un pie sobre una caja de cartón.

5. Dobla las rodillas cuando levantes peso.

Si debes coger del suelo un objeto pesado, no inclines la espalda. En su lugar, flexiona las rodillas, mantén la espalda recta y levanta el objeto despacio, manteniéndolo lo más pegado posible al cuerpo y evitando los movimientos bruscos.

6. Al volante, no te olvides de tu espalda.

Acerca el asiento lo necesario para que tus pies alcancen los pedales sin esfuerzo y maneja el volante con las dos manos. Si se trata de un trayecto largo, haz descansos cada dos horas para realizar ejercicios de estiramiento, sobre todo si trabajas al volante.

7. Mantén a raya el sobrepeso.

La práctica de ejercicio diario como caminar, la bicicleta estática o nadar ayuda a controlar el peso y a reforzar la musculatura lumbar. También podemos dedicar unos minutos por la mañana a practicar ejercicios específicos para fortalecer el abdomen, que en ocasiones pueden formar parte de la rehabilitación posterior al episodio de ciática.

8. El calor y el frío, buenos aliados.

La terapia térmica puede ayudarnos a aliviar el dolor en la zona afectada: aplica hielo o compresas frías durante veinte minutos cada dos horas durante los dos primeros días y, posteriormente, aplica calor con una manta eléctrica, una bolsa de agua caliente o una ducha a alta temperatura para mejorar la circulación y el proceso de curación. Los masajes suaves o la aplicación de ultrasonidos también son recomendables en algunos casos.

9. Aprende a relajarte.

Las técnicas de relajación o hacer ejercicio de manera regular pueden ayudarte a prevenir el estrés y evitar que se acumule tensión en los músculos de la espalda.

10. Consulta a tu médico

Consulta a un profesional médico sobre el uso de analgésicos y antiinflamatorios para aliviar el dolor y  sigue fielmente sus instrucciones. Nunca te automediques.

La recomendación final, ante la presencia de síntomas de la enfermedad, consulta con nosotros inmediatamente, para buscar el tratamiento adecuado, que te ayudara a recuperar tu salud, recuerda que tenemos el conocimiento y experiencia necesarios para poder atender tus dolencias.

En Policonsultorio BioVida, contamos con la experiencia y conocimiento necesario para poder ayudarte, conoce la calidad y calidez de nuestros servicios visitándonos en la calle Crevaux 317, frente a la plaza principal, entre Comercio y Santa Cruz; horarios de atención de lunes a viernes mañanas de 07:30 a 12:30 y en las tardes de 15:30 a 18:30, reservas y consultas al 72633181. 

    Realizamos atenciones mÉdicas a domicilio, para las personas que no pueden desplazarse hasta el consultorio, emergencias las 24 Hrs.

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miércoles, 13 de julio de 2022

ARTRITIS


¿Qué es la artritis reumatoide?

La artritis reumatoide es, por tanto, una enfermedad reumática autoinmune, de causa desconocida, que inflama las articulaciones y los tejidos que las rodean, aunque también puede afectar a otras partes del cuerpo, como la piel, los ojos, los vasos sanguíneos, el corazón y los pulmones, normalmente cuando la patología ya está establecida.

Es relativamente frecuente y, en general, produce síntomas como dolor, deformidad, hinchazón y rigidez -dificultades para moverse-.

Se trata de un trastorno crónico, con baja frecuencia de curación espontánea, que a menudo alterna periodos en que los síntomas se atenúan con otros en los que empeoran. Puede durar muchos años y llegar a deteriorar la calidad de vida de quien la padece, aunque existen tratamientos que permiten mantener la enfermedad bajo control en la mayoría de los casos.

¿A quién afecta?

La artritis reumatoide afecta en Bolivia entre al 0,5 y 1% de las personas, eso significa que hay 100.000 afectados con este mal, y sobre todo, son individuos que se encuentran en la etapa productiva de la vida, es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres, cuyas edades oscilan entre los 25 y 45 años, también es habitual en personas mayores, puede aparecer a cualquier edad, incluida la infancia y la adolescencia.

También aparece con más frecuencia entre personas que tienen una proteína en la sangre conocida como factor reumatoide, algo que sucede a un 5% de la población general.

¿Qué provoca la artritis reumatoide?

No se conoce bien la causa, pero sí se sabe que se trata de un trastorno autoinmune; es decir, el propio sistema inmunitario ataca las células y los tejidos del cuerpo.

Aunque, como comentábamos, se desconoce el motivo exacto por lo que sucede esto, sí existen factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar esta enfermedad. Pueden ser de dos tipos:

lFactores genéticos: parece ser que determinados genes están vinculados al origen de la artritis reumatoide. Por tanto, tener familiares –padres, hermanos, abuelos…- que hayan sufrido o sufren esta patología incrementa el riesgo de padecerla. Pero debemos saber que estos factores predisponen, pero no determinan la aparición de la enfermedad.

lFactores no genéticos: pueden ser muy diversos, desde sufrir variaciones en las hormonas femeninas –los estrógenos-, a haber padecido infecciones causadas por determinados virus o bacterias –si bien esta vinculación no ha podido ser claramente establecida-, el tabaquismo o un exceso de estrés o la obesidad, entre otros.

¿Cuáles son sus síntomas?

Las articulaciones más afectadas con mayor frecuencia son las siguientes:

üManos y pies.

üTobillos y rodillas.

üHombros.

üCodos y muñecas.

üCervicales.

üCaderas.

üZona de la laringe.

Los síntomas más comunes y característicos –al principio suelen ser más leves- son las manifestaciones articulares:

lDolor en las articulaciones: es muy común y con frecuencia afecta a la misma articulación en ambos lados del cuerpo (la afectación suele ser simétrica). A menudo son las pequeñas articulaciones de manos y pies las más afectadas en un inicio.

lRigidez: y con el tiempo, las articulaciones pueden perder rango de movimiento. Esta tirantez, que puede durar varias horas, suele producirse por la mañana (rigidez matutina).

lInflamación: con el paso del tiempo, las articulaciones se pueden hinchar y deformar, lo que a veces llega a incapacitar al enfermo para realizar algunas tareas cotidianas.

lSi no se trata o controla correctamente, la inflamación puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que rodean la articulación. Con el paso de los años, esto se traduce en deformidades en los dedos y roturas tendinosas, entre otras complicaciones. Es muy característica de estos pacientes la hinchazón de la cara dorsal de la muñeca.

lLa inflamación en la cara palmar de la muñeca puede comprimir el nervio mediano a su paso por el denominado túnel del carpo, produciendo hormigueo y pérdida de sensibilidad en algunos dedos, en lo que se conoce como Síndrome del Túnel Carpiano

lLimitaciones y /o deformidades características correspondientes en otras zonas articulares.

En ocasiones, los síntomas articulares están precedidos de manifestaciones generales, aunque estas pueden acompañar a los anteriores en cualquier momento del proceso. De forma habitual, son las siguientes:

lCansancio y malestar.

lProblemas para dormir y ánimo bajo: con frecuencia relacionados con la intensidad del dolor y la inflamación.

En ocasiones, puede haber fiebre o pérdida de peso sin una causa clara.

Otros síntomas algo menos frecuentes que suelen aparecer a lo largo del tiempo, generalmente cuando la enfermedad ya está establecida, son las manifestaciones extraarticulares:

lVasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos): origina lesiones especialmente evidentes en la piel, de color violáceo en las proximidades de las uñas y erosiones y úlceras en las piernas. Influye también en la aparición de los nódulos reumatoideos (bultos indoloros debajo de la piel).

lPleuritis (inflamación de la pleura, membrana que envuelve los pulmones) y derrame pleural (líquido en esa membrana).

lPericarditis (inflamación del pericardio, membrana que envuelve el corazón).

lManifestaciones oculares con síntomas de ojo seco porque las glándulas lagrimales se ven afectadas. A veces, esta sequedad ocular se acompaña también de afectación de la lubricación en otras localizaciones (boca, aparato digestivo, vagina), denominándose entonces Síndrome de Sjögren.

lAlteraciones sanguíneas: anemia (falta de glóbulos rojos) y trombocitosis (aumento del número de plaquetas), por ejemplo.

¿Cómo se trata la artritis reumatoide?

Aunque la artritis reumatoide hoy en día no tiene cura, sí existen tratamientos muy efectivos que permiten controlar los síntomas. Se trata de una amplia variedad de medicamentos, que suelen utilizarse de forma combinada y durante largos períodos de tiempo. En este sentido, existen varias posibilidades:

lAntiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como el ibuprofeno o el naproxeno: disminuyen el dolor, la inflamación y rigidez de las articulaciones, pero no evitan su destrucción ni frenan la enfermedad. Suelen usarse en los estados iniciales o durante los periodos de exacerbación.

lGlucocorticoides: son derivados de la cortisona, que pueden usarse en las fases iniciales de la artritis o en los periodos de empeoramiento, aunque durante el menor tiempo posible, debido a sus efectos secundarios.

lFármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME “tradicionales”): constituyen la base del tratamiento de la artritis reumatoide, ya que, además de aliviar los síntomas, frenan el avance de las  lesiones, ralentizan la deformación y destrucción de la articulación, porque interrumpen la actividad inflamatoria que las origina. El metotrexato es el más usado.

lFármacos biológicos o FAME biológicos: son medicamentos diseñados con tecnología molecular, que bloquean las distintas sustancias que intervienen en los procesos inflamatorios de la artritis y en la destrucción de los cartílagos. Son muy eficaces y capaces de frenar los daños que provoca la enfermedad en las articulaciones.

lOtros fármacos: en ocasiones, pueden ser necesarios analgésicos como el paracetamol -que ayuda a aliviar el dolor y la fiebre-, relajantes musculares, ansiolíticos o antidepresivos. También los protectores gástricos pueden ser necesarios para prevenir o mitigar los efectos secundarios que muchos de los medicamentos contra la artritis provocan en el tubo digestivo.

lTratamiento de las articulaciones: si estas continúan inflamadas, pueden tratarse con infiltraciones o, si la articulación está muy dañada, con material ortopédico especial. También puede emplearse la fisioterapia (aplicación de calor, estimulación eléctrica o frío local) como complemento.

lCirugía: en caso de que la enfermedad esté muy avanzada y las articulaciones muy deterioradas, puede ser necesaria la cirugía ortopédica o reparadora. La artroscopia –en la que se introduce un tubo conectado a una cámara en la articulación- y la sinovectomía -extirpación del revestimiento articular- son algunas de las más habituales. La artroplastia, que es la sustitución de la articulación por una prótesis, se utiliza cuando la articulación –fundamentalmente en rodillas y caderas- está ya gravemente comprometida. Existen otras técnicas quirúrgicas en función de la gravedad de la afectación y de su localización.

Diez consejos para controlar la artritis reumatoide

Introducir algunos cambios en el estilo de vida puede ayudar a controlar la artritis reumatoide. En los casos de personas que se encuentran en fases iniciales de la enfermedad o de remisión, las pautas son similares a las de la población en general, pero, si la artritis se encuentra más avanzada o en periodos de exacerbación, los enfermos deben seguir recomendaciones especiales:

1. Descansa bien.
Duerme entre ocho y diez horas cada noche y, en los periodos en que tus articulaciones estén más inflamadas, dedica otros treinta o sesenta minutos a descansar a media mañana y a primera hora de la tarde. Mantén horarios regulares para irte a dormir por la noche y levantarte por las mañanas.

2. Comienza el día con una ducha o baño caliente.
Disminuirá la rigidez en las articulaciones que puedes sentir al despertarte por la mañana.

3. Moviliza tus articulaciones al menos una vez al día.
Durante los periodos de mayor inflamación, realiza ejercicios para mantener el rango de movimiento de la articulación, bien antes de irte a dormir o antes de levantarte. Si es necesario, pide ayuda a otra persona. También puede ayudarte realizar ejercicios isométricos (evitando mover la articulación inflamada), pero contrayendo los músculos que la rodean.

4. Reposa cuando sea necesario.
Lo mejor es que mantengas el equilibrio entre ejercicio y descanso, especialmente, cuando tus articulaciones estén inflamadas.

5. Cuida tu postura.
Sobre todo, si tu trabajo te obliga a permanecer sentado durante largos periodos de tiempo, mantén la espalda recta y apoyada contra el respaldo, y los antebrazos apoyados en los reposabrazos. Tómate una pausa de cinco minutos cada hora u hora y media para caminar y estirar los músculos.

6. Elige bien tu calzado.
La punta debe ser ancha y el empeine alto, con el fin de evitar el roce con las articulaciones, sobre todo si están deformadas. Asegúrate también de que tu calzado te sujeta bien el talón y de que, aunque firme, sea elástico. Los botines y zapatillas deportivas pueden constituir buenas opciones.

7. Practica ejercicio físico de manera regular.
Elige actividades aeróbicas de intensidad baja o moderada y de bajo impacto para las articulaciones, como caminar, nadar o montar en bicicleta estática. Practícalos tres días a la semana durante al menos treinta minutos, aunque procura no llegar a cansarte.

8. Evita los esfuerzos físicos intensos.
También, las actividades que te obliguen a estar de pie mucho tiempo, en la misma posición sin moverte o realizar movimientos repetitivos con las articulaciones afectadas, sobre todo si requieren fuerza. Cuando realices taeas domésticas (abrir botes, limpiar cristales…), ayúdate con utensilios u aparatos.

9. Mejor, sin estrés, tabaco ni alcohol.
Recuerda que el estrés y el tabaquismo son factores de riesgo de la artritis reumatoide. Controla también el alcohol que tomas y sigue una dieta equilibrada y variada, que te permita mantenerte un  peso saludable.

10. Infórmate sobre tu enfermedad.
Es importante que participes de forma activa en la toma de decisiones junto al equipo de profesionales que te atiende. Así, el tratamiento se adaptará a tu evolución, características y necesidades, haciendo más llevadera la convivencia con esta patología.

La recomendación final, ante la presencia de síntomas de la enfermedad, consulta con nosotros inmediatamente, para buscar el tratamiento adecuado, que te ayudara a recuperar tu salud, recuerda que tenemos el conocimiento y experiencia necesarios para poder atender tus dolencias.

En Policonsultorio BioVida, contamos con la experiencia y conocimiento necesario para poder ayudarte, conoce la calidad y calidez de nuestros servicios visitándonos en la calle Crevaux 317, frente a la plaza principal, entre Comercio y Santa Cruz; horarios de atención de lunes a viernes mañanas de 07:30 a 12:30 y en las tardes de 15:30 a 18:30, reservas y consultas al 72633181. 

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