Qué es
Se considera estrés al mecanismo que se pone en marcha cuando una persona se ve envuelta por un exceso de situaciones que superan sus recursos. Por lo tanto, se ven superados para tratar de cumplir con las demandas que se le exigen para superarlas. En estos casos, el individuo experimenta una sobrecarga que puede influir en el bienestar tanto físico como psicológico y personal.
Las causas que pueden ocasionar el estrés son muchas, pero el estrés no tiene por qué ser malo, también hay estrés positivo. En estas circunstancias el estrés actúa como un proceso general de adaptación de los individuos al medio. Por ejemplo, el estrés puede aparecer cuando alguien tiene frío tensando los músculos para producir calor, cuando se produce un esfuerzo para hacer la digestión o cuando alguien se duerme menos para estudiar.
El estrés es imprescindible para la vida. Tenía todo el sentido hace miles de años cuando el ser humano se dedicaba a la caza y éste le alertaba del peligro. Ahora las adversidades son muy diferentes y las situaciones cotidianas o laborales nos llevan a activar ese mecanismo de estrés sin necesidad de que nuestra vida corra peligro. El estrés “Intrínsecamente no es malo. Si, por ejemplo, una persona tiene que presentarse a un examen y no tiene ese nivel de alerta o de estrés, su rendimiento bajará. En el otro extremo, si el nivel de estrés y alerta es más alto del que se tolera, la persona se bloqueará”. Así pues, un poco de estrés “saludable” permite a la persona rendir mejor y ser más resolutiva.
Causas
Por tanto, el estrés sirve como estímulo frente a situaciones importantes para la persona afectada, como puede ser la pérdida de un ser querido, la quiebra económica o frente a una boda. También puede servir como mecanismo de respuesta, el estrés se manifiesta en una primera fase de activación o preparación de la persona frente a este estímulo; después hay un periodo de mantenimiento del estado de alta actividad y, por último, cuando se ha superado la situación, se pasa a una fase de agotamiento en la que la alta actividad cae bruscamente.
Para adaptarse a las exigencias o a las necesidades activamos el proceso del estrés que permite adaptarse y se manifiesta con reacciones como agilizar el pensamiento, emplear una conducta más enérgica, aumentar la eficacia para superar determinadas situaciones con éxito. A lo largo del día podemos vivir estrés sin consecuencias negativas, además puede favorecer al aumento de la autoestima al lograr incrementar el rendimiento y superar los retos y metas fijadas.
Sin embargo, empieza a ser perjudicial cuando no se recuperan la energía o los recursos gastados. Si sucede esto se produce un desgaste importante del organismo. Como ejemplo el caso de los estudiantes: cuando empieza la temporada de exámenes, duermen menos de lo que el cuerpo necesita, sufriendo cambios, como el envejecimiento celular.
Síntomas
El estrés puede causar muchos síntomas, tanto físicos, como psicológicos y emocionales. Muchas veces los afectados no relacionan los signos con el propio estrés, los más frecuentes son:
- Dolor de cabeza: es el tipo más frecuente, todo el mundo ha tenido dolor de cabeza alguna vez. El más común es el dolor de cabeza tensional (provocado por la tensión muscular que ejercemos sobre la cabeza, la mandíbula y el cuello entre otros), generado por el estrés o la ansiedad de forma habitual.
- Mala memoria.
- Diarrea (exceso de heces acuosas y blandas) o estreñimiento o dificultad para eliminar heces.
- Falta de energía o de concentración: la gente se centra tanto en un tema, que le cuesta prestar atención al resto de cosas, perdiendo de ese modo parte de la concentración.
- Cambios de la conducta.
- Problemas de salud mental: como ansiedad o depresión.
- Problemas cardiovasculares y musculoesqueléticas: cuando el estrés se prolonga mucho tiempo.
- Cambios en el peso: generado por los malos hábitos alimentarios vinculados con el estrés. Los cambios de apetito suelen ir acompañados habitualmente de un estilo de vida sedentario.
- Problemas estomacales.
- Cansancio constante y prolongado.
- Problemas a nivel sexual: el cansancio generado por el estrés puede prolongarse provocando problemas en muchos ámbitos de la vida, incluido el sexo.
- Rigidez en la mandíbula y el cuello: que puede ocasionar dolores de cabeza.
- Insomnio o exceso de sueño: la dificultad para conciliar el sueño es una causa frecuente de estrés, afectando tanto a la cantidad como a la calidad del sueño.
- Desgaste a nivel celular y envejecimiento: con el descanso se puede recuperar y hacer reversible el proceso de desgaste por estrés. Si alguien no duerme de forma continuada evitará en un estado de hiperactividad continuado y se le acumularán los sucesos estresantes. En estos casos, la persona afectada puede llegar a tener problemas de salud, tanto físicos y como mentales.
Tipos
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), el estrés, en su fase normal, tiene dos tipos:
- Estrés agudo: es un estrés que se ocasiona en un breve periodo de tiempo y normalmente desaparece con rapidez. Es frecuente en todo el mundo, aparece cuando se vive un proceso nuevo o excitante, o cuando se pasa por situaciones complicadas, como rupturas de pareja. Dado al escaso tiempo que dura no suele ocasionar problemas importantes para la salud.
- Estrés crónico: se padece durante un periodo de tiempo más prolongado que el estrés agudo. Este tiempo puede variar desde varias semanas a meses. Las personas que padecen este tipo de estrés pueden acostumbrarse tanto a la situación de activación, que pueden llegar a no darse cuenta de que lo viven y acaban sufriendo problemas de salud. Suele aparecer cuando las personas no ven una salida a una situación compleja y deprimente, algunas veces aparece por una experiencia vivida en la niñez que se interioriza y se mantiene latente desde entonces.
Diagnóstico
La forma más generalizada para diagnosticar el estrés es mediante una exploración por parte del médico que descartará otras posibles causas orgánicas de los síntomas, posteriormente este profesional lo referirá pra su valoración por un psicólogo. Estos realizarán uno o varios cuestionarios que permitirán identificar los casos de pacientes que padecen estrés.
Uno de los cuestionarios más empleados es la “escala de estrés percibido”, (diseñada para medir el grado de estrés en determinadas situaciones de la vida). También hay otros que valoran los sucesos vitales estresantes o las consecuencias emocionales que pueden presentar las personas que son sometidas a mucho estrés.
Tratamientos
Los expertos recomiendan tratar de reducir el estrés lo máximo posible. Hay varias recomendaciones útiles para conseguirlo:
- Reconocer el estrés y las situaciones que lo desencadenan.
- Evitar paliar el estrés mediante hábitos poco saludables: hacen más daño que los beneficios que se piensa que generan. Las costumbres habituales que pueden causar daños al organismo son comer en exceso, fumar y beber alcohol, o consumir otras drogas.
Hay muchas técnicas apropiadas para mitigar el estrés, algunas de ellas son:
- Admitir y reconocer que hay situaciones que no se pueden cambiar, aunque se quiera, y tratar de lidiar con ellas de la mejor forma posible cambiando algunos aspectos para tratar de amenizarlas.
- Alejarse lo máximo de la fuente potencial del estrés.
- Hacer ejercicio de forma regular para liberar tensiones.
- Adoptar una postura más positiva ante los problemas y las situaciones complejas.
- Aprender técnicas de relajación, realizar actividades como yoga o pilates.
- Aprender a poner límites si el estrés se origina por el exceso de tareas originadas en el trabajo o en el ámbito familiar.
- Mantener una dieta saludable y equilibrada, como la mediterránea.
Otros Tipos de Estrés
Estrés postraumático
El estrés postraumático se produce cuando el afectado ha tenido que afrontar una situación traumática en la que estaba en riesgo algo muy importante, incluso la propia vida o la de un ser querido. Ante ese problema surge una reacción de miedo intenso que actúa como mecanismo de defensa frente a las amenazas y tiende a protegernos del peligro. Puede aparecer ante amenazas como un asalto o una violación, por ejemplo.
Después del hecho, cuando la persona afectada ve algo que le recuerda a ese trauma, sufre una reexperimentación: recuerda la situación de forma nítida de forma que parece que la está viviendo de nuevo, entonces aparecen síntomas de miedo.
Se incrementan las respuestas fisiológicas, como el aumento del ritmo cardiaco o el aumento de la temperatura, entre otras.
Una de las consecuencias de este estrés es el embotamiento mental, que dificulta realizar acciones cotidianas como mantener una conversación o leer. La causa es una mezcla de sentimientos de culpa o una fuerte ansiedad que altera los procesos cognitivos.
Cuando no se sabe manejar el miedo ocasionado por el trauma se puede llegar a cronificar. Vivir el miedo de forma crónica conlleva un desgaste importante y desemboca en un trastorno denominado estrés postraumático. Este trastorno no se suele quedar ahí: va empeorando con el tiempo y aumentando en cuanto a gravedad, además suele derivar en otros trastornos como la depresión.
Para superar el estrés postraumático, Cano Vindel recomienda informarnos de las consecuencias que puede tener la vivencia de esa situación complicada, conocer los síntomas que pueden aparecer y desarrollar habilidades de manejo de las emociones para superarlas con éxito. El estrés postraumático puede tener consecuencias que no tienen por qué ser negativas: la experiencia se queda grabada en la amígdala (estructura subcortical del cerebro que procesa la memoria y las emociones) y así la persona afectada aprende y relaciona esta frente a situaciones similares, recordando el riesgo que tiene y adaptándose para salir airoso.
Estrés laboral
La vida laboral en general tiene una serie de estresores psicosociales que, a veces, pueden ocasionar conflictos emocionales por la existencia de, por ejemplo, demandas no razonables o la incapacidad de seguir el ritmo de trabajo.
Frente a las exigencias laborales, se ponen en marcha los mecanismos de activación, se toman más rápido las decisiones, se acortan procesos de acción, se ordenan mejor los pensamientos. De esta forma se incrementa el rendimiento y de ese modo aumentar la productividad del trabajador.
Estrés y dolor
La aparición del estrés crónico se asocia también con el dolor. “El estrés es un activador general. En su forma reactiva aumenta el umbral del dolor y te prepara para la lucha. Cuando se convierte en crónico, gasta todas las estrategias del cuerpo para aguantar las adversidades y disminuye el umbral del dolor”. Esto significa que el dolor se nota antes. De hecho, muchas estrategias del manejo del dolor que implican el control del estrés.
Estrés y coronavirus
La pandemia de coronavirus que se declaró en marzo de 2020 ha traído consigo, suficientes elementos estresores como para esperar que aumenten los problemas de salud asociados. Así a la incertidumbre por el futuro, los problemas económicos y la falta de actividad física y social, que ya pueden provocar estrés de por si, se han unido otros factores.
La población más afectada por el estrés y sus consecuencias emocionales han sido los pacientes que han contraído la Covid-19 y, sobre todo, aquéllos que aún sufren sus secuelas. Sin olvidar a los familiares de los pacientes fallecidos, sometidos a un estrés de gran magnitud, o a los profesionales sanitarios, muy especialmente los de atención primaria, pero también los de asistencia especializada, sometidos a decisiones clínicas de gran complejidad y a una sobrecarga laboral importante.
La población más vulnerable en esta pandemia han sido las personas con enfermedad mental, con discapacidad o en situación de dependencia, cuyas capacidades y estrategias para hacer frente al estrés se encuentran minimizadas respecto al resto de la sociedad.
Prevención
El estrés es necesario para superar las situaciones que demandan más esfuerzo y activación: lo que es necesario prevenir es el exceso de este. Es beneficioso saber detectar este estrés y ver si se repite de forma innecesaria para poder frenarlo y evitar poner en riesgo la salud y el bienestar.
A menudo la gente se topa con situaciones que requieren una mayor inversión de energía para poder resolverlas con éxito, pero no hay que sobrepasar el límite gastando fuerzas de forma innecesaria. Muchas veces lo que hay que hacer es pararse y analizar el problema desde otra perspectiva y tomar otros caminos, si es necesario. Además, ayuda tener una mayor confianza en uno mismo y las propias capacidades para poder solventar los contratiempos con el menor estrés posible.
La demandas generadas por la situación que se está viviendo son subjetivas, afirma Cano Vindel, dependen de cómo el sujeto del estrés valore las posibilidades y las soluciones y lo que afecta a sus intereses propios. Según el grado de valoración, la situación será más o menos estresante dependiendo de la persona que la sufra.
Cómo controlar el estrés: consejos prácticos
Hay otras acciones que usted puede llevar a cabo para ayudarlo a prevenir o manejar mejor el estrés.
- Administre su tiempo con más eficacia y dé prioridad a los trabajos más importantes.
- Adopte un estilo de vida más saludable, rico en frutas y verduras, y asegúrese de dormir lo suficiente.
- Conozca sus limitaciones; no se comprometa demasiado.
- Descubra lo que hace que se sienta estresado y trate de cambiar sus pensamientos y comportamiento para reducir el estrés; hablar con un amigo o miembro de la familia puede ayudar para esto.
- Trate de evitar las situaciones que lo enojen o molesten.
- Acepte las cosas que no puedo cambiar y concéntrese en las cosas que puede controlar.
- Dese tiempo para las actividades que le gustan y para las cosas que te ayudan a relajarse; es más propenso a descuidar este aspecto de su vida si se encuentra estresado.
- Encuentre tiempo para reunirse con amigos y divertirse; planifique hacer algo que disfrute.
- Desarrolle una manera de pensar positiva; mire los problemas de manera diferente o coméntelos con alguien.
- No beba demasiado alcohol o cafeína, ni consuma drogas ilegales para hacer frente a los problemas; a largo plazo, estas cosas le harán sentirse peor.
- También puede aprender técnicas para manejar el estrés con libros y audios de autoayuda, o asistiendo a un curso de manejo del estrés. Para algunas personas los métodos de meditación como el yoga y el tai chi resultan efectivos para reducir el estrés y la ansiedad. El yoga puede ayudarle a controlar la respiración y a relajarse mentalmente.
Encuentre una solución que se adapte a usted, a su estilo de vida y a su personalidad. No existen métodos correctos o equivocados para todos, ya que cada uno reacciona al estrés de manera diferente, así que distintos métodos servirán a diferentes personas.
Si no estás seguro de si el estrés es la causa o si has tomado medidas para controlarlo pero los síntomas continúan, consulta a un médico, para buscar otras causas potenciales ó plantéarte la posibilidad de ver a un psicólogo, quien puede ayudarte a identificar las fuentes de tu estrés y aprender nuevas herramientas para enfrentarlo.
Además, busca ayuda de emergencia inmediatamente si tienes dolor en el pecho, en especial si también tienes dificultad para respirar, dolor en la mandíbula o en la espalda, dolor que se irradia al hombro y al brazo, sudoración, mareos o náuseas. Estos pueden ser signos de advertencia de un ataque cardíaco y no simplemente síntomas de estrés.
En Policonsultorio BioVida, contamos con la experiencia y conocimiento necesario para poder ayudarte, conoce la calidad y calidez de nuestros servicios visitandonos en la calle Crevaux 317, frente a la plaza principal, entre Comercio y Santa Cruz; horarios de atención de lunes a viernes mañanas de 07:30 a 12:30 y en las tardes de 15:30 a 18:30, reservas y consultas al 77032111.
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