miércoles, 5 de octubre de 2022

Acidez Estomacal

¿Qué es la acidez estomacal?

La acidez estomacal es una sensación de ardor o quemazón en la parte inferior del pecho  debajo o detrás del esternón, que en ocasiones se irradia hasta el cuello o la garganta y puede llegar acompañada de un sabor agrio o amargo.

Se produce cuando la abertura o anillo muscular que separa el estómago y el esófago (el tubo muscular que transporta los alimentos y líquidos de la boca al estómago) no se cierra por completo tras el paso de los alimentos. En consecuencia, una cantidad excesiva de ácidos del estómago la atraviesan y pasan al esófago –es lo que se conoce como reflujo gastroesofágico, y como resultado, este se irrita y se produce la acidez.

Con frecuencia, esa sensación de quemazón, que puede durar desde algunos minutos hasta varias horas, se produce después de una comida copiosa o mientras se está acostado o inclinado. No se trata de una dolencia grave y la mayoría de las personas la experimentan alguna vez en su vida, pero también puede producirse de manera frecuente (dos o más veces por semana). Es entonces cuando se habla de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).

¿Quién padece acidez de estómago?

El 25% de los adultos del mundo occidental padecen los síntomas más frecuentes de ERGE (pirosis o quemazón y regurgitación) una vez al mes, mientras el que el 12% los sufre una vez a la semana y el 5%, a diario. Se trata, por tanto, de una dolencia bastante común, sobre todo entre personas mayores y mujeres embarazadas.

Por otra parte, según un reciente estudio, la prevalencia de enfermedad por reflujo gastroesofágico se estima en un 15%, con una prevalencia mensual de pirosis (sensación de quemazón) del 32% y de regurgitación del 22%. En la Atención Primaria de los diferentes países, la enfermedad por reflujo gastroesofágico representa el 5% de las consultas.

¿Qué causa la acidez estomacal?

Los jugos gástricos están compuestos por ácido, enzimas digestivas, por lo que un contacto prolongado con estos puede acabar lesionando el revestimiento del esófago, lo que a su vez produce el ardor.

De acuerdo a la Academia Americana de Gastroenterología, los problemas de acidez estomacal se producen cuando el esófago entra en contacto con una gran cantidad de jugos gástricos durante, efectivamente, un periodo de tiempo prolongado. Normalmente, la válvula muscular localizada en el extremo inferior del esófago, llamada esfínter esofágico inferior o EEI, mantiene el ácido en el estómago y fuera del esófago, pero, si se relaja, permite el reflujo de ácido estomacal o, en otras palabras, que el ácido vuelva al esófago. Cuando existe ERGE, esto pude suceder con mucha frecuencia.

Igualmente, puede causar acidez estomacal la hernia de hiato, una afección en la cual parte del estómago pasa por encima del diafragma, el músculo que separa el tórax y la cavidad abdominal.

¿Qué puede empeorar la acidez gástrica?

Existen numerosos factores que pueden provocar o empeorar la acidez de estómago, entre ellos:

· Comer en exceso.

· El embarazo.

· Acostarse poco después de comer.

· Tener sobrepeso o ser obeso.

· Padecer estrés excesivo.

· Fumar o inhalar humo de otros fumadores.

· Tomar café, incluso el descafeinado, u otras bebidas con cafeína.

· Beber alcohol.

· Ingerir bebidas carbonatadas.

· Comer cítricos, cebollas, productos a base de tomate, chocolate, menta o pastillas de menta.

· Tomar alimentos demasiado grasos o comidas picantes como la pizza, el ají, locoto y el curry.

· Algunos medicamentos como la aspirina, el ibuprofeno, anticolinérgicos (para el mareo, por ejemplo), sedantes para el insomnio o la ansiedad, bloqueadores Beta para la presión arterial alta, broncodilatadores para el asma, antidepresivos tricíclicos o algunos fármacos para el Parkinson, entre otros.

¿Cuáles son sus síntomas?

El principal síntoma de la acidez es la pirosis o sensación de quemazón o ardor incómoda y/o dolorosa en la mitad del tórax, detrás del esternón, o en la parte superior del abdomen, entre el tórax y las caderas. Esta sensación se puede extender hasta el cuello y la garganta.

En ocasiones, también se pueden padecer regurgitaciones y sentir que un gusto agrio o amargo invade la garganta y la boca, pero sin que se produzcan náuseas.

Igualmente otros posibles síntomas son dificultad para tragar o dolor en el pecho.

¿Qué complicaciones puede tener?

La acidez de estómago no suele ser grave, pero si comienza a producirse con frecuencia puede provocar esofagitis o infamación del recubrimiento del esófago.

En este caso, probablemente ya no se trate de un simple ardor de estómago ocasional y deben descartarse dolencias como la gastritis (recubrimiento inflamado del estómago), la hernia de hiato, la úlcera péptica o la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).

Esta última puede derivar a su vez en estenosis péptica (estrechamiento del esófago), esófago de Barrett (condición precancerosa en la que el revestimiento del esófago cambia y se asemeja al intestino) y cáncer de esófago, que puede llegar a producirse cuando se sufre durante años ERGE sin que reciba tratamiento. Por este motivo, es muy importante acudir al especialista, en el caso de que la acidez se repita dos o más veces por semana.

¿Cómo se diagnostica la acidez estomacal?

Generalmente, la acidez de estómago se diagnostica a partir de un examen médico y la descripción de los síntomas por parte del paciente. En el caso de que el diagnóstico no sea claro o el ardor se repita con mucha frecuencia, puede ser necesario realizar distintos exámenes para descartar o confirmar afecciones más graves, entre ellos, un estudio de la motilidad esofágica o una esofagogastroduodenoscopia (endoscopia digestiva alta) para examinar el revestimiento del esófago.

¿Cómo se trata el ardor de estómago?

Los expertos aseguran que es posible controlar la acidez estomacal ocasional cambiando, por una parte, algunos hábitos en el estilo de vida y, por la otra, ingiriendo de manera adecuada determinados medicamentos:

1. Modificaciones en el estilo de vida. Algunas de las principales recomendaciones son:

· No tomar chocolate, café, menta, alimentos grasos o picantes, productos a base de tomate y bebidas alcohólicas.

· Comer con moderación y lentamente, siguiendo un horario regular y masticando cuidadosamente.

· Ingerir mucho líquido, especialmente al tomar medicamentos.

· No ingerir alimentos entre dos y tres horas antes de irse a dormir.

· Evitar acostarse justo después de comer. Es preferible dormir la siesta sentado en un sillón o sofá.

· No hacer ejercicio inmediatamente después de comer.

· Perder peso, en caso de que se padezca sobrepeso u obesidad.

· Dejar de fumar y evitar estar con personas que fuman. El tabaco inhibe la saliva, además estimular la producción de ácido estomacal y relajar el músculo entre el esófago y el estómago.

· Elevar la cabecera de la cama.

· Usar prendas holgadas a la altura del estómago.

· Reducir el estrés.

· Evitar fármacos como el ácido acetilsalicílico, el ibuprofeno o el naproxeno cuando no sean necesarios. En su lugar, consultar al médico o farmacéutico.

2. Aliviar los síntomas con los fármacos adecuados. Se puede aliviar la acidez de manera ocasional con antiácidos, como el bicarbonato o las sales de magnesio y aluminio, que no precisan de receta médica, o con bloqueadores H2. También los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, pantoprazol, etc.) son útiles, pero hay que consultar al médico cuál es la mejor opción para tratar cada problema. Sin embargo, si resulta necesario recurrir a ellos más de dos veces por semana, se debe acudir al especialista, para que diagnostique y trate de la manera adecuada la enfermedad de ERGE.

10 consejos para controlar la acidez de estómago

1. Vigila lo que comes.
Es muy importante que aprendas a reconocer qué alimentos te provocan ardor de estómago, para evitarlos. En general, no consumas chocolate, café, menta, hierbabuena, cítricos, alimentos grasos o picantes o productos a base de tomate o con vinagre.

2. Y cuida cómo lo comes.
Trata de evitar las comidas copiosas, ya que un estómago lleno ejerce una presión tal que puede provocar que el alimento sea devuelto al esófago. En cambio, come con mayor frecuencia, pero menos cantidades. No tomes los alimentos demasiado calientes ni demasiado fríos y, tras las comidas, masca un chicle sin azúcar, pues la saliva neutraliza el ácido.

3. Apuesta por determinados alimentos.
Existen algunos remedios o alimentos que ayudan a disminuir la acidez: la manzana tras una comida copiosa, o las almendras crudas, que pueden ayudarte a equilibrar tu pH.

4. Pierde algunos kilos, en caso de que padezcas sobrepeso.
La obesidad aumenta la presión abdominal, lo que puede provocar los reflujos gastroesofágicos y la consiguiente acidez. Acude a un nutricionista, si es necesario.

5. Elimina de tu vida el tabaco, el alcohol y la cafeína.
Estas sustancias agravan la acidez. En su lugar, puedes tomar infusiones de camomila, o fenogreco, que la alivian, o tomar medio vaso de agua con una cucharada de bicarbonato sódico después de las comidas fuertes.

6. No te acuestes nada más comer.
Programa tus cenas para dos o tres horas antes de irte a la cama y no te eches la siesta tras la comida del mediodía. Además, evita agacharte o practicar ejercicio físico con el estómago lleno.

7. Eleva la cabecera de la cama.
Una inclinación de unos quince centímetros reduce la posibilidad de que el contenido del estómago vuelva al esófago. Para ello, puedes poner unos libros o bloques de madera bajo las patas de la cama o una almohada con forma de cuña bajo el colchón. Dormir con almohadas extra no es una medida eficaz, porque pueden moverse durante la noche.

8. Controla el estrés.
Aprende a relajarte y a afrontar los problemas e imprevistos con calma. Disciplinas como el yoga, el tai-chi o la meditación o la actividad física pueden ayudarte.

9. Lleva prendas de ropa holgadas a la altura del abdomen.
Sobre todo, evita los cinturones o pantalones demasiado ceñidos alrededor de la cintura, pues pueden dificultar la digestión.

10. Acude al profesional sanitario cuando sea necesario.
Tu farmacéutico te recomendará antiácidos o sales para ayudarte a aliviar el dolor ocasional, pero si necesitas recurrir a ellos más de dos veces a la semana, debes acudir al médico con el fin de descartar o controlar otras dolencias más graves.

Si presentas cualquier molestia de las arriba mencionadas, acude con nosotros a Policonsultorio BioVida, donde podremos ayudartea recuperar tu salud o la de tu familiar.

Estamos en la Calle Crevaux 317, frente a la plaza principal, atendemos de lunes a viernes mañana (07:30 a 12:00) y tarde (15:30 a 18:30), reservas al 77032111; o si prefieres a través de teleconsulta desde la comodidad de tu hogar.

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martes, 4 de octubre de 2022

¿QUE ES LA OSTEOPOROSIS...?? Síntomas, Causas y Tratamiento

¿Qué es la osteoporosis?

La osteoporosis es una enfermedad que se caracteriza por una disminución de la densidad de los huesos a causa de la pérdida del tejido óseo normal. Esto conlleva una disminución de la resistencia del hueso frente a los traumatismos o la carga, con la consiguiente aparición de fracturas.

El hueso es un tejido vivo, en constante renovación. Por un lado se forma hueso nuevo (formación ósea), y, simultáneamente, se destruye hueso envejecido (reabsorción ósea).

Aparece osteoporosis cuando se rompe el equilibrio entre ambas, bien porque disminuya la formación de hueso nuevo, o bien porque aumente la reabsorción, o por ambas causas simultáneamente.

En la osteoporosis los huesos se vuelven más porosos, aumentado el número y la amplitud de las celdillas que existen en su interior. Están más delgados y frágiles y resisten peor a los traumatismos, fracturándose con facilidad. Las localizaciones más frecuentes de fracturas osteoporóticas son: muñeca, cadera y vertebras.

¿Cuáles son los síntomas de la osteoporosis?

La osteoporosis no produce síntomas, no duele ni causa ninguna alteración en sí misma. Sin embargo, al producirse gran fragilidad en los huesos, aparecen con gran frecuencia fracturas óseas, que son las que condicionan los síntomas en estos enfermos.

Las fracturas más frecuentes en la osteoporosis de la mujer postmenopáusica son las fracturas vertebrales, que producen dolores muy agudos en la espalda y condicionan la aparición progresiva de deformidades de la misma, fundamentalmente disminución progresiva de la talla por aplastamientos vertebrales. Este dolor puede dar paso a un dolor sordo y más continuo, producido por microfracturas, y que muchas veces es el síntoma que lleva al diagnóstico.

La osteoporosis del anciano produce típicamente fracturas en los huesos largos, sobre todo en la muñeca, y más aún en el fémur, siendo la responsable de las típicas fracturas de cadera de las personas mayores.

 Conozca qué es, cómo se diagnóstica y se trata la osteoporosis.

Síntomas más habituales:

üFracturas vertebrales.

üMicrofracturas.

üDolor.

üAplastamientos vertebrales.

¿Cuáles son las causas de la osteoporosis?

Sólo en un pequeño porcentaje de los casos se conocen las causas de la osteoporosis. Son las osteoporosis secundarias, en las que ésta aparece como consecuencia de otra enfermedad.

Es el caso de enfermedades endocrinológicas, enfermedades reumáticas, enfermedades hematológicas, o los casos de osteoporosis relacionados con el uso de algunos fármacos como los corticoides o la heparina.

Sin embargo, la gran mayoría de enfermos tienen una osteoporosis primaria, en la que se distinguen tres grandes grupos:

üLa osteoporosis idiopática juvenil o del adulto, sin causa conocida.

üLa osteoporosis tipo I o postmenopáusica, en la que influye decisivamente la falta de estrógenos que se produce en la mujer en ese periodo de su vida.

üLa osteoporosis tipo II o senil, que es la producida por el envejecimiento.

Existen también numerosos factores que aumentan la pérdida de masa ósea que acompaña la edad, y que, por tanto, multiplican el riesgo de padecer osteoporosis y sus consecuencias. Entre ellos cabe destacar la inmovilización o el sedentarismo, el tabaco y el alcohol.

¿A quién puede afectar?

Se trata de una enfermedad que puede afectar a cualquier persona.

Con el paso de los años todas las personas van perdiendo masa ósea, por lo que la osteoporosis es especialmente frecuente a partir de los 70 años.

También las mujeres en los primeros años después de la menopausia son un grupo especialmente afectado por esta enfermedad.

¿Cómo se diagnostica la osteoporosis?

En la osteoporosis no existen alteraciones de los análisis básicos que permitan hacer el diagnóstico. Aun cuando el diagnóstico de certeza se obtiene con el estudio de la biopsia del hueso, en la práctica habitual se utilizan diversas técnicas radiológicas para el diagnóstico, que además son también útiles para valorar la evolución de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.

Las radiografías simples de los huesos afectados muestran osteoporosis cuando ésta ya está bastante avanzada.

En los últimos años se han introducido los distintos modelos de densitómetros, que son capaces de medir la densidad del hueso respecto a un patrón determinado.

La densitometría ósea permite  dignosticar si hay o no osteoporosis u osteopenia, siendo esta una situación en la que ha comenzado a perderse densidad mineral ósea, predecir el riesgo de fractura e instaurar tratamiento a tiempo.

¿Cómo se trata la osteoporosis?

Como medidas generales, se debe seguir una dieta rica en calcio y baja en proteínas, la abstención de tóxicos como el tabaco y el alcohol, y el ejercicio físico habitual.

Cuando la dieta no garantiza una cantidad adecuada de calcio, deben administrarse suplementos. En muchas ocasiones se asocia la administración de vitamina D, ya que facilita la absorción y utilización del calcio.

Como tratamiento y prevención se utilizan fármacos que disminuyen la reabsorción de hueso. Los estrógenos, y también los moduladores selectivos de los receptores estrogénicos como el raloxifeno, se utilizan en la osteoporosis postmenopáusica, solos o asociados a alguno de los anteriores.

El tratamiento antirresortivo es aquel que evita la pérdida de masa ósea. Dentro de este grupo se incluyen fármacos como los bifosfonatos , moduladores selectivos de receptores de estrógenos y estrógenos. El tratamiento osteoformador, como su nombre indica, estimula la formación de nuevo hueso. Por último, el fármaco que presenta un mecanismo de acción mixto (antiresortivo y osteoformador) .

Recientemente se ha introducido en el tratamiento un análogo de la hormona paratiroidea cuya acción es también el estímulo de la formación de hueso, y que está indicado en el tratamiento de la osteoporosis postmenopáusica.

No obstante, el médico es quien valorará las características del paciente, sus antecedentes patológicos y los factores de riesgo de osteoporosis y decidirá en cada situación cuál es el fármaco más adecuado en cada caso.

Ante la presencia de cualquier sintoma arriba mencionado, acude con nosotros a Policonsultorio BioVida, donde podremos colaborarte, para que recuperes tu salud o la de tu familiar.

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lunes, 3 de octubre de 2022

¿Qué es la bronquitis aguda?


La bronquitis aguda es una inflamación de la pared interna de los bronquios. Estos son los conductos por los que el aire llega a los pulmones para alcanzar la parte más profunda del pulmón (zona alveolar), que es donde realmente se establece el intercambio de oxígeno entre el pulmón y la sangre. Su principal síntoma es la tos, que puede producir o no expectoración acompañada de mayor o menor dificultad respiratoria y presión en el pecho.

Junto a la variedad crónica, la aguda es uno de los principales tipos de bronquitis. Se trata de una enfermedad muy frecuente, pero raramente causa la muerte. En general, no suele durar más de dos semanas, aunque la tos puede prolongarse en el tiempo, después de que la infección haya remitido.

Al igual que otras infecciones agudas de las vías respiratorias, se presenta principalmente durante el invierno y a principios de la primavera, cuando se combinan factores como bajas temperaturas y humedad elevada.

¿Quién puede sufrir bronquitis aguda

La bronquitis aguda es una enfermedad muy común de las vías respiratorias inferiores, ya que cada año se producen millones de casos. Puede afectar a cualquier grupo de edad, pero bebés, niños pequeños y ancianos son más propensos a padecer esta dolencia.

¿Qué causa la bronquitis aguda?

Los virus respiratorios son los agentes infecciosos responsables de la mayoría de casos de bronquitis aguda (entre el 85% y el 90%). Los más comunes son:

 Virus del resfriado común: rinovirus y coronavirus.

 Virus del tracto respiratorio inferior: virus influenza, parainfluenza (más frecuente en niños) y adenovirus.

Estos virus se transmiten por el aire cuando las personas infectadas tosen, además de por el contacto físico, si, por ejemplo, las manos sucias tocan la boca, la nariz o los ojos después de estar en contacto con los flujos respiratorios de una persona enferma.

En los niños, la bronquitis aguda puede estar causada también por las bacterias Mycoplbronquitis aguda pneumoniae y Chlamidia pneumoniae, vinculadas igualmente a la neumonía. La bacteria Bordetella pertussis es otro agente infeccioso que puede causar bronquitis aguda.

Por último, la exposición intensa a algunas sustancias irritantes puede provocar una irritación bronquial (bronquitis no infecciosa):

 El humo de tabaco, incluido el que otras personas producen al fumar.

 El polvo.

 Gases químicos y vapores.

 La contaminación del aire.

¿Qué factores aumentan el riesgo de padecer bronquitis aguda?

Aumentan el riesgo de sufrir bronquitis aguda los siguientes factores:

 La edad. Ancianos, niños pequeños y bebés son más vulnerables al contagio.

 Ser fumador. El humo del tabaco irrita e inflama el recubrimiento interno de los bronquios, tanto en el caso de fumadores activos como pasivos.

 Padecer enfermedades pulmonares crónicas.

 Padecer enfermedad de reflujo gastroesofágico (GERD).

 Tener el sistema inmunitario debilitado o tomar fármacos que lo debiliten.

  Vivir o trabajar en un área contaminada.

 Puestos de trabajo que impliquen exposición al polvo, sustancias químicas, gases o vapores, como puede suceder en sectores como la explotación de carbón, la manufactura textil, la manipulación de cereales o la producción de animales de cría.

 Estar en contacto con una persona que padece bronquitis aguda.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas más habituales de la bronquitis aguda son:

 Tos. Aparece temprano y, aunque al inicio no produce expectoración, posteriormente progresa y provoca flemas, que pueden ser transparentes, de color blanco, amarillo o verdoso. La tos puede durar hasta tres o más semanas y en los niños puede causar náuseas y vómitos.

 Sibilancias. Son pitos o pitidos en el pecho que se producen al pasar el aire por los bronquios, estrechados por la inflamación.

 Dificultad respiratoria.

 Sensación de “ronroneo” en el pecho.

 Indisposición general (malestar general).

 Fiebre ligera.

 Cosquilleo en la parte posterior de la garganta que lleva a que se presente dolor.

 Dolor en el pecho y sensación de opresión en el tórax.

 Sueño deficiente.

  Escalofríos (poco comunes).

Si la persona no padece enfermedad pulmonar crónica, estos síntomas generalmente desaparecen en un plazo de entre una semana y 14 días. Sin embargo, en algunos pacientes, el alivio completo de la tos puede demorarse mucho más. En muy raras ocasiones la bronquitis aguda resulta una enfermedad mortal, aunque puede complicarse con patologías como la neumonía y a veces acompañarse de sinusitis. Por su parte, aquellas personas que sufren asma u otra afección pulmonar sí que pueden presentar un empeoramiento de los síntomas.

¿Cómo se diagnostica la bronquitis aguda?

El diagnóstico es clínico, lo que significa que el médico diagnostica la bronquitis en base a los signos y síntomas que manifiesta el paciente, tras un examen físico y la auscultación del tórax.

En algunas ocasiones, pueden realizarse pruebas como:

 Evaluación del esputo o mucosidad para valorar si existe infección bacteriana.

 Radiografía del tórax o pulso-oximetría para descartar neumonía.

 Pruebas de función pulmonar como la espirometría, que, tal como explicamos en el contenido de Asma, es una prueba que permite conocer la capacidad pulmonar de una persona. Consiste en respirar por la boca a través de un pequeño tubo, y forzar la respiración al máximo para medir la cantidad de aire expulsado en el primer segundo y averiguar el grado de obstrucción de las vías aéreas.

¿Cómo se trata la bronquitis aguda?

El tratamiento de la bronquitis aguda es sintomático y de apoyo. Se basa sobre todo en el reposo y la administración de analgésicos o antipiréticos para aliviar el malestar y la fiebre. Estos pueden ser:

 Analgésicos. Ayudan a reducir la inflamación, aliviar el dolor y reducir la fiebre.

 Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como el ibuprofeno, el naproxeno Contribuyen a reducir el dolor y la inflamación.

 Los antitusivos solo se recomiendan en caso de tos seca.

 Los broncodilatadores inhalados pueden ser necesarios para abrir las vías respiratorias en caso de jadeo o sibilancias, pero siempre será el médico quien los prescriba.

 Los antibióticos no suelen ser efectivos para las bronquitis, que generalmente no están causadas por bacterias, sino por virus. En todo caso, es el profesional sanitario quien debe valorarlo y, en su caso, prescribirlos.

 Además, se recomienda descansar, ingerir líquidos sin cafeína con frecuencia para hacer más fluidas las secreciones y aumentar la humedad del ambiente con humificadores.

Si a pesar del tratamiento los síntomas se alargan durante más de dos semanas, si el paciente presenta dificultad para respirar o sibilancias en el pecho, o si la expectoración es con sangre, se consultar con el médico.

10 consejos para prevenir y aliviar la bronquitis aguda

La bronquitis aguda es una enfermedad  infecciosa que puede prevenirse y aliviarse siguiendo las siguientes recomendaciones:

1. Lávate las manos con frecuencia.

Hazlo cuidadosamente con agua tibia y jabón o, en su defecto, con alguna solución a base de alcohol, durante al menos quince segundos. Si has estado en contacto con alguna persona enferma, esta precaución es especialmente importante.

2. No fumes y aléjate de los ambientes con humo.

El tabaco inflama e irrita los conductos bronquiales, lo que puede desencadenar una bronquitis aguda, además de producir, a largo plazo, una crónica. Por tanto, no fumes y tampoco permitas que lo hagan en tu presencia.

3. Toma precauciones en tu puesto de trabajo.

Si debes desempeñar labores en ambientes contaminados por gases, polvos o sustancias químicas, protege tu sistema respiratorio empleando una mascarilla u otras medidas de seguridad a tu alcance.

4. Tu mejor aliado, el humificador.

Evitar los ambientes secos es fundamental en caso de bronquitis. Colocar uno en la habitación donde te encuentres contribuirá a mantener cierto grado de humedad que favorece la expulsión del moco. Además, también sirven para favorecer que el aire que respiramos en una estancia sea menos agresivo para las vías respiratorias.

5. Protégete del frío.

Evita a toda costa los cambios bruscos de temperatura y abrígate bien.

6. Vacúnate contra la gripe.

Si perteneces a un grupo de riesgo –tienes más de 64 años, estás embarazada o padeces alguna enfermedad pulmonar crónica-, consulta a tu médico la necesidad de vacunarte contra los virus de la gripe que, a menudo, son también los responsables de la bronquitis aguda.

7. Bebe muchos líquidos.

Si padeces bronquitis, además de hidratarte, los líquidos te ayudarán a diluir los mocos y a mantener las membranas bronquiales húmedas. Ingiere bebidas sin cafeína, por ejemplo, agua, zumos de frutas e infusiones, o toma caldos y sopas. Además, si quieres prevenirla, una dieta rica en vitaminas y minerales te ayudará a mantener tu sistema inmunitario fuerte.

8. Atención a los jarabes para la tos.

No están recomendados si la tos produce expectoración, debido a que este tipo de tos ayuda a limpiar la mucosidad del árbol bronquial de manera más rápida, por lo que no conviene cortarla.

9. Consulta al profesional sanitario y evita la automedicación.

Si los síntomas no desaparecen en unas semanas o aparece fiebre alta y mantenida, dolor en un costado que impide respirar, escalofríos y tiritona, acude a tu médico para que prescriba el tratamiento adecuado.

10. Solo el médico sabrá cuando darte antibiótico.

La mayoría de las bronquitis son de origen vírico y el antibiótico no solo no te ayuda, sino que te puede producir efectos negativos. Pero también en algunos casos la infección se da por bacterias y es el médico quien debe valorar que se ha producido ese cambio.

Ante la presencia de cualquier sintoma arriba mencionado, acude con nosotros a Policonsultorio BioVida, donde podremos colaborarte, para que recuperes tu salud o la de tu familiar.

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